Actualidad Induing

LA VENTAJA COMPETITIVA RADICA EN EL CONOCIMIENTO

Hoy para seguir la velocidad del mercado debemos fomentar la colaboración entre empresas.

Si, pero con una cultura contractual. Nos falta cultura de compromiso. La confianza entre empresas se demuestra con un contrato.

El desconocimiento sobre cómo proteger aquello que te diferencia se traduce en falta de competitividad.

Podemos trabajar con palancas como la eficiencia de los procesos, la automatización de las operaciones manuales o la obtención de datos explotándolos a través de nuevas herramientas propiedad de terceros. Pero todo ello es conocido y está al alcance del mercado.

Lo que realmente nos diferencia es nuestro conocimiento.

Este puede ser desde un programa de software (propiedad intelectual), el diseño y funcionamiento de un producto o servicio estratégico (propiedad industrial) o el “saber hacer” interno (secreto empresarial).

La mera solicitud de oferta a un proveedor que implique enviar información confidencial pondría en riesgo dicha ventaja. Por el contrario, no colaborar nos impediría desplegar nuestra estrategia.

La digitalización son sólo herramientas de ayuda para la gestión, control, comunicación y almacenamiento de información. En la industria tiene una importancia relativa.

Lo realmente importante es el objeto de la empresa.

¿Cómo eliminamos el plástico y buscamos alternativas de compuestos inyectable para generar productos con las mismas propiedades? ¿Cómo lograr baterías que duren más, logren mayor capacidad de almacenamiento, ocupen menos volumen, tengan mayor vida? ¿Cómo mejorar la tecnología de paneles solares que ofrezcan un rendimiento mayor y una mayor vida? ..etc.

Lo fundamental es buscar soluciones a problemas técnicos.

Competimos por encontrar el modo de que nuestros productos y servicios puedan bien satisfacer las necesidades de terceros o incrementar el valor “de los otros”. Esto dependerá de cada actividad.

Diferenciarnos es lo que nos permite ofrecer al cliente un mayor valor.

Ante la velocidad y magnitud de los cambios, se toman decisiones en nuestra estrategia que nos puede llevar a dejar de hacer algo que hemos mantenido “toda la vida”.

Si coges ese camino, no te pares. Lo importante es tener capacidad en reconducir el rumbo en función del contexto, que nuestros equipos sean capaces de adaptarse a los cambios, que los retos por delante y sus circunstancias se transformen en oportunidades.

Los clientes están con nosotros por nuestra capacidad (conocimiento), no por lo que entregamos.

Por ello debemos ser conscientes de dónde partimos, qué tenemos, dónde estamos, qué tienen los otros y tener claro hacia dónde vamos.

El futuro de la industria está en la Universidad y posteriormente su colaboración con la investigación. Entender cómo hemos llegado al punto de partida que manejamos en la empresa que nos confiera la capacidad de innovar en la búsqueda de nuevas soluciones.

Saber cuál es el estado de la técnica

El objetivo además de ser competitivos, debe perseguir mantener los trabajadores, la actividad de cada industria, con las correspondientes adaptaciones o transformaciones aprovechando las nuevas circunstancias y herramientas convirtiéndolas en oportunidades. La extinción de empleo supone una pérdida de conocimiento, de cultura, de riqueza, de legado para nuestros hijos, un verdadero drama para la civilización.

Ramon Trojaola, Abogado y Agente de la Propiedad Industrial.

Volver